Tai-Chi en alumnos con Discapacidad Visual y Motora

Por Cristina de la Torres, Córdoba 2014
Hace ya casi un año comencé un nuevo proyecto dando clases de Tai Chi para personas con discapacidad tanto visual, como motora. Para mí todo esto era una aventura y no sabía con qué podría encontrarme, así que decidí relajarme y cuando estuviera allí evaluar lo que encontrara e ir adaptando las clases en función de lo que demandara el alumnado.

Encontré que no todos los alumnos tienen el mismo grado de pérdida de visión, por lo que decidí colocarles uno a uno donde mayor visión tuvieran de mi, teniendo en cuenta que algunos ven periféricamente, otros sólo de frente, algunos en función de colores y considerando también la iluminación de la sala. A todo esto le unimos aquellos practicantes que no tienen visión ninguna y otros con discapacidad motora. Al final, aquellos que no poseen visión alguna los coloqué a mi lado.
Lo más importante a la hora de afrontar este tipo de clase es saber describir verbalmente al milímetro todos y cada uno de los ejercicios que practicamos, como por ejemplo: recoger al Tan Tien Medio, lo podríamos describir así; “abre los brazos y como si fueras a abrazar a alguien y achucharlo contra ti, atrae hasta tu ombligo la energía y métela a través de él hasta depositarla en tu Tan Tien Medio”.
Con el Chi Kung consiguen sentirse muy confortables y confiados, les proporciona mucha serenidad y firmeza y al ser movimientos tan lentos y definidos les proporciona seguridad y equilibrio.
El Tuy Shou, aparte de mejorar su sensibilidad, les ayuda en su manejo de la situación espacial, ya que uno de sus mayores miedos, cuando están en el proceso de la pérdida de visión, es la desorientación en el espacio, el no sentirse ubicados en un lugar.
Con la forma de manos vacías es donde más problemas he detectado, sobre todo en ciegos totales, ya que les resulta cansada y mareante la secuencia de movimientos de la forma, demasiados pasos continuados sin tener una persona completamente dedicada y que les pueda guiar.
Con ellos he incluido en todas las clases para finalizar el Automasaje y la Meditación o relajación. En estas últimas hay que jugar mucho más con las sensaciones que con las formas o colores, ya que muchos no lo han visto o tocado y otros van perdiendo su recuerdo de cómo eran a medida que van perdiendo la visión.
Señalar que lo más importante en este tipo de clases es enseñar no sólo a través de la voz, sino también con todo tu cuerpo.
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Experiencias de algunos de los alumnos:
1. Siempre me ha gustado, porque me parece muy relajante y terapéutico. Desde joven he practicado danza clásica, pero debido al proceso degenerativo de mis ojos, me recomendaron los doctores no hacer esfuerzos físicos, ni movimientos bruscos de cabeza, y después de varias recaídas tuve que dejar de practicar danza, con lo que ahora en este momento el movimiento para mi es practicar Tai Chi. Me gusta la forma de calentamiento, en el que los movimientos son circulares y no dañan las articulaciones. Todos los movimientos son sin forzar nada, a veces llegas a sentir que fluye tu energía a cada movimiento que practicas y de una forma continua cuanto más la practicas. El hecho de que se haga con lentitud, resulta relajante y que se trabaje la concentración. Una cosa que aprendí y siempre me ha gustado mucho del Tai Chi es que no importa lo que tardes en aprender, pues es tu propia practica la que te enseña…
2. Siempre que he visto Tai-Chi, desde fuera y me ha atraído enormemente, pero no veía el momento de practicarlo. Aquí ha sido fácil sin tener que dar explicaciones de mi discapacidad ni de las limitaciones que me supone. Es fácil asistir a tus clases y me resultan asequibles a mi forma física, que procuro mejorar. Dijo Lao Tse: «El camino de mil millas empieza en un único paso.» Yo he dado ese primer paso, no sé si llegaré muy lejos o si haré las mil millas pero sí que ha supuesto un cambio en mi rutina y una apertura a la unión entre cuerpo y mente.
3. No sabría explicar que es el Tai Chi, pero el acercamiento a él ha supuesto para mí algo muy bonito. Me gusta la suavidad de los movimientos, la armonía y la tranquilidad que se siente al practicarlo. Noto que tengo más coordinación y equilibrio y hago movimientos que antes no podía realizar sin marearme. No pensé que esto pudiera influir en mi interior, por unos momentos soy capaz de olvidarme de todo y concentrarme en lo que estoy haciendo y sentirlo…

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